La necesaria regeneración social
y política ha de partir de unos usos y maneras que sirvan de ejemplo. En este
país lamentablemente, sigue haciendo falta un faro, un caudillo al que seguir. La
“devotio” hispana sigue perdurando por los siglos de los siglos. No se
entendería si ella, el alto grado de aceptación de la monarquía, y del
catolicismo, a pesar de los escándalos. Esta que nos enajena el juicio para siquiera
censurar un – ¿Porque no te callas?
Este país avanzaría hacia la
ilustración si consiguiésemos dejar atrás este complejo, esta necesidad de ser
guiados, que como país siempre nos ha lastrado.
Hace falta que cale este mensaje
de emancipación de los españoles de nuestros líderes cuando estos no dan la
talla. No creo que hayamos tenido en la historia reciente, mas ejemplos de la
mediocridad de nuestros gobernantes en todos y cada uno de los ámbitos e instituciones.
Banqueros, políticos, empresarios, sindicalistas, religiosos, cuya soberbia y
cuyos errores, no los humaniza, sino que los descalifica directamente.
Se necesita volver a predicar con
el ejemplo. Pero cuando hasta los predicadores que han de iniciar esta ejemplarización,
ponen palos en las ruedas ¿Qué nos queda?
Hablo por supuesto de los periodistas
comprometidos. Porque ¿Cuántos periodistas han perdido su empleo por defender
sus ideas?
¿Cuantos periodistas con tal de
permanecer en nómina han adaptado su discurso al medio que les paga? ¿Qué cobertura
ha tenido el 15-M, por mor de la independencia que le ha caracterizado?
La semana pasada en Expansión un economista de cuyo nombre ni
me acuerdo, escrutaba el bet-seller de Aleix Saló “Españistán” y “Simiocracia”,
con patética crítica paternalista. A los sabios del Sanedrín económico les escuece
que un joven del 83 sin estudios superiores, sepa llamar a las cosas por su
nombre. Con el sentido común, (sabiduría innata que no se compra en Harvard), el propio Aleix ha manifestado estar asustado
de una sociedad que le califica de gurú. -¿Tan mal estamos? ha dicho.