martes, 31 de enero de 2012

Inyectar dinero en el sistema es la única salida a la crisis monetaria.

El dinero solo es útil, para el que lo tiene, si es un bien escaso. Si todo el mundo fuera rico, el dinero no valdría nada. Esta es la única explicación por la que nuestros políticos, al dictado de los mercados, están secando el sistema de dinero a base de recortes y más recortes.
Son los políticos de izquierdas y derechas, responsables de esta sequía, que se está llevando y se llevará muchas conquistas sociales por delante.
El dinero ni se crea ni se destruye. Si hace un lustro fluía con abundancia, ¿dónde está ahora? Concentrado en manos de unos pocos, oculto en paraísos fiscales, aguardando momentos más propicios.
La creencia de que la austeridad va a devolver el dinero al circuito, es totalmente infundada. Históricamente no ha sido así. Las grandes depresiones, y el estallido de las grandes burbujas retiraron de la circulación grandes sumas de dinero que quedaron retenidas en muy pocas manos generalmente poco productivas. Secaron de dinero la sociedad, el circuito, la economía.  La única forma de recuperar la economía es inyectar moderadamente dinero en el sistema. ¿Cómo? Creando dinero. Si ya, que eso provocará inflación, pero eso debe considerarse como una consecuencia negativa entre otras tal vez no tan negativas. La inflación hace perder el valor del dinero guardado, desincentivando el ahorro, e incentivando el gasto y la inversión como única alternativa a la pérdida de riqueza.  
Sin dinero en circulación, no habrá consumo, sin este no habrá salida a la producción industrial, se destruirán pues mas puestos de trabajo, en un circulo vicioso con difícil salida. La única salida es la inyección de dinero en el sistema. Economía Keynessiana.
Las grandes fortunas mueven el mundo y saben que la única posibilidad de permanecer en la cima, es precisamente evitar que se cree dinero nuevo, para que el suyo no se devalúe. Estos oligopolios manejan los hilos de la información, compran voluntades políticas, y no tienen escrúpulos. Es la cara mas siniestra del liberalismo económico. No ser liberal siendo rico es de tontos. Como es de imbéciles defender el liberalismo sin ser rico. La gran tragedia de las sociedades occidentales, y una causa de su degeneración es la idea, que ha calado en la clase media, de los postulados conservadores y liberales. Si las clases medias se olvidan de defender sus derechos, estamos perdidos. En un intento desesperado por parte de la socialdemocracia, de atraer el voto de la, cada vez mas reducida clase media, las políticas desarrolladas han consistido en emular las políticas neoliberales, con las consecuencias que ya conocemos en España y Europa.